Por Dr Michael Flower Editado por Professor Ed Wild Traducido por Aura Chanzá Chaqués

En numerosas ocasiones el cannabis, o marihuana medicinal, se ha promocionado como tratamiento contra muchas enfermedades. El cannabis se convierte en el centro de atención cada vez que llega a los medios; el último caso fue el de la enfermedad de Huntington con la publicación de unos vídeos que afirman que éste puede revertir el daño de las células nerviosas. Estas son afirmaciones extraordinarias y merecen ser estudiadas.

¿Qué es el cannabis?

Es una planta, originaria de Asia e India, que se conoce desde hace miles de años por causar efectos en el cerebro humano. En muchas culturas se ha utilizado con fines medicinales y recreativos. Es psicoactivo, lo que significa que cuando se toma como por ejemplo, al fumar sus hojas, altera la forma en que nuestra mente percibe la realidad, induciendo de manera característica la relajación y la euforia, pero también puede producir ansiedad y paranoia.

No existen pruebas científicas de que el cannabis, sintético o natural, ayude a los pacientes con enfermedad de Huntington.
No existen pruebas científicas de que el cannabis, sintético o natural, ayude a los pacientes con enfermedad de Huntington.

No fue hasta la década de 1940 cuando descubrimos los ingredientes activos; productos químicos aceitosos llamados cannabinoides. Otras plantas también producen cannabinoides, incluyendo algunos tés de hierbas, las trufas e incluso el cacao.

¿Cómo funciona?

A finales de los años 80, descubrimos que los seres humanos tenemos receptores (pequeños sensores) de estos cannabinoides en la superficie de nuestras células. Existen dos tipos principales de receptores: CB1 y CB2. La mayoría de los receptores CB1 están en el cerebro y la médula espinal. Se cree que estos son los encargados de producir los efectos psicoactivos. Los receptores afectan a la actividad de nuestras células nerviosas, por ejemplo, controlan la cantidad de dolor que sentimos. En cambio, los receptores CB2 se encuentran en las células inmunes que circulan en nuestra sangre, y al activarlas obtenemos un efecto anti-inflamatorio. Normalmente hay muy pocos receptores CB2 en el cerebro, y éstos se encuentran en las células inmunes.

Cuando encontramos los sensores de los cannabinoides en el cuerpo humano, la conclusión lógica fue que nosotros también podríamos ser capaces de producir cannabinoides de manera natural. Y, de hecho, el primero de ellos se encontró en la década de 1990, seguido poco después de varios más. Las células nerviosas las usan para regular su propio nivel de actividad. Normalmente una célula nerviosa pasa información a otra enviando un neurotransmisor químico. Los cannabinoides ayudan a que la segunda célula nerviosa devuelva un mensaje a la primera, diciéndole que se calme.

‘Cannabinoide’ es el nombre por el que llamamos a cualquier sustancia química que activa los receptores cannabinoides. Los producidos por las plantas se llaman fito-canabinoides. El término ‘phyto-’ viene del griego y significa ‘planta’. Y los que nuestros propios cuerpos producen se llaman endocannabinoides, que en griego significa ‘dentro’. También existe la posibilidad de fabricar productos químicos que activan estos receptores, conocidos como cannabinoides sintéticos.

Los efectos de cada cannabinoide varían en cada receptor, por lo que pueden tener diferentes efectos en nuestro cuerpo. Una vez en el cuerpo, el hígado se encarga de descomponerlos. Algunos también se almacenan en los tejidos grasos, junto con los productos de descomposición del hígado, y estos pueden ser detectados varias semanas después mediante ‘exámenes de detección drogas’ en sangre.

«Los científicos pueden demostrar si un posible tratamiento funcionará y será seguro mediante el uso de estudios clínicos adecuados. Este es el modelo al que se aferran otros medicamentos y con los cannabinoides debería ser igual. »

La planta de cannabis contiene más de 100 cannabinoides diferentes, pero el más psicoactivo es el tetrahidrocannabinol, también conocido como THC, un potente estimulante de los receptores CB1. El otro cannabinoide principal, cannabidiol (CBD), no es psicoactivo y de hecho, reduce la activación de ambos receptores, el CB1 y el 2.

Los cannabinoides se pueden extraer de las plantas y ser purificados. Se cultiban diferentes cepas de la planta según su finalidad, y cada uno contiene una proporción diferente de cannabinoides. El cáñamo, por ejemplo, es una fibra robusta que se utiliza en la fabricación de papel y ropa y tiene bajo contenido de productos químicos psicoactivos THC. Las plantas de cannabis que se usan con fines recreativos suelen tener un nivel más alto de THC. Mientras que en algunos países el cannabis se considera ilegal, en otras partes es legal tanto para uso medicinal como recreativo. La investigación científica se está llevando a cabo para averiguar si el cannabis podría beneficiar a las personas con enfermedad de Huntington.

¿Los cannabinoides mejoran la enfermedad de Huntington?

Los científicos de todo el mundo han estado estudiando sus efectos en la enfermedad de Huntington. La mayoría de los trabajos se han realizado en células cultivadas en el laboratorio, o en animales criados con el gen causante de dicha enfermedad. Algunas investigaciones indican que los productos químicos que se centran en el CB1 pueden proteger las células de las toxinas. En los cerebros de los ratones con Huntington, se ha detectado que los niveles de receptores CB1 se han reducido y los niveles de CB2 han aumentado. La pérdida de receptores CB1 puede estar relacionada con algunos síntomas de la enfermedad, ya que los ratones de Huntington que carecen del receptor CB1 tienden a tener un peor control de movimiento. El aumento de los receptores CB2 puede ser una de las maneras en que el cuerpo reacciona a la EH. Esta teoría se ve reforzada por la investigación que muestra que hay menor muerte neuronal en los ratones tratados con substancias químicas centradas en el CB2. Esto puede ser debido a que las substancias calman el sistema inmunológico en el cerebro.

Estos resultados en las células y en los animales son alentadores, pero los seres humanos somos mucho más complejos. La cruda realidad nos ha enseñado que muy a menudo los resultados pueden ser inconsistentes, o incluso completamente diferentes, cuando las terapias se aplican para el uso humano. Por desgracia, de momento ningún cannabinoide se ha podido aplicar a tratamientos eficaces en personas con la enfermedad de Huntington. Varios ensayos clínicos con extractos de cannabis o cannabinoides sintéticos no redujeron los movimientos anormales, como el corea, ni redujeron la evolución de la enfermedad.

¡Pero este vídeo en Internet muestra que el cannabis funciona para la EH!

Estudios clínicos apropiados, ciegos y controlados por placebo, son la manera de averiguar si una medicamento realmente tiene efecto.
Estudios clínicos apropiados, ciegos y controlados por placebo, son la manera de averiguar si una medicamento realmente tiene efecto.

Buscando por Internet, encontraréis varios vídeos e historias de noticias que sugieren que en algunos casos la enfermedad de Huntington se ha revertido con el uso del cannabis. Estamos encantados de que estos pacientes en concreto hayan encontrado algo que les ayude en su caso.

Pero desgraciadamente, estas anécdotas no son estudios científicos. Con estas fotos, es imposible estar seguro de si realmente han mejorado en general. Los síntomas de la enfermedad de Huntington varían naturalmente, y otros factores externos, como el sueño y las infecciones, también desempeñan una función importante. No sabemos nada sobre las mutaciones genéticas de estos pacientes, la etapa de su enfermedad u otros medicamentos que puedan estar tomando. También debemos tener en cuenta el poder del efecto placebo en terapias como esta, en las que se sabe que una proporción significativa de personas mejoran porque creen firmemente en un tratamiento, y no debido a las propiedades del medicamento en sí. También hay una gran tendencia en las redes sociales a publicar historias de éxito como estas, pero nadie escribe sobre todas esas personas que probaron cannabis y no mejoraron, o incluso empeoraron.

Los científicos pueden demostrar si un posible tratamiento funcionará y será seguro mediante el uso de estudios clínicos adecuados. Este es el modelo al que se aferran otros medicamentos, y no tendría que ser de otro modo con los cannabinoides.

Las afirmaciones de que hay pruebas fidedignas que respaldan el uso de cannabinoides en la enfermedad de Huntington son altamente engañosas, y ciertamente no hay pruebas de que puedan curar o revertir la enfermedad. Sin embargo, también cabe recordar que por todo el mundo se están llevando a cabo algunos estudios muy prometedores con posibles medicamentos. Los cannabinoides son sólo una pequeña parte de la situación general y se están logrando progresos reales en la comprensión y el tratamiento de la enfermedad de Huntington.

¿Pero qué hay de malo?

Actualmente no hay tratamientos capaces de curar la enfermedad de Huntington, por lo que algunas personas podrían pensar que los enfermos no tienen nada que perder al probar terapias alternativas. Sin embargo, hay riesgos.

«Ahora mismo no hay pruebas que demuestren que los cannabinoides ayuden con la enfermedad de Huntington, tanto en los síntomas como en el enlentecimiento de la evoluación. »

La naturaleza está llena de posibles tratamientos para todo tipo de enfermedades. La aspirina, la penicilina e incluso algunos medicamentos contra el cáncer se purificaron a partir de fuentes naturales. Pero los medicamentos que provienen de fuentes naturales también pueden resultar dañinos. Se sabe que el consumo recreativo de cannabis conlleva un riesgo de psicosis, y los cannabinoides medicinales también pueden causar sedación, ansiedad, depresión, mareos y náuseas. Además estos pueden interactuar con otros medicamentos como antihistamínicos y antidepresivos. Los estudios en la esclerosis múltiple también han planteado un posible riesgo de epilepsia. Estas no son razones para dejar de estudiar los cannabinoides como posible terapia para la EH, pero sí significa que debemos ser muy cuidadosos e idealmente estudiarlos en ensayos clínicos bajo la debida supervisión.

Pongamos los puntos sobre las íes

Ahora mismo no hay pruebas que demuestren que los cannabinoides ayuden con la enfermedad de Huntington, tanto en los síntomas como en el enlentecimiento de la evolución. Esto no significa que la mejora de algún individuo no sea cierta, pero sí significa que las anécdotas o vídeos personales deben interpretarse con cautela, especialmente cuando las afirmaciones vienen de personas que intentan sacar provecho de la “cura”.

Los investigadores esperan que los cannabinoides demuestren ser efectivos y lo suficientemente seguros como para poder ser prescritos. Pero aún no tenemos las pruebas para tomar dicha decisión. Mientras que la investigación en cannabinoide nos está enseñando mucho sobre la biología de la enfermedad de Huntington, hay otras investigaciones en curso; otros estudios con otros tratamientos que pueden cambiar estas condiciones en un futuro no muy lejano. La mejor manera de combatir la enfermedad de Huntington es a través de una investigación científica rigurosa para desarrollar tratamientos que sean eficaces, fiables y seguros.

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